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El Pla de Santa Maria – La fábrica y la tierra

No os perdáis: la iglesia románica de Sant Ramon, una de las joyas de la comarca; el conjunto de La Fábrica, con el Centro de Interpretación del Textil y el Museo Agrícola; la Ruta de la Capona, un excelente compendio de naturaleza y piedra seca; la calle Mayor, y la espaciosa iglesia de Santa Maria, uno de los edificios barrocos más bellos de la comarca.

El Pla acoge uno de los monumentos más emblemáticos del románico catalán: la iglesia de Sant Ramon de Penyafort (BCIN), un templo exquisito del siglo XIII que conserva una portalada escultórica y unos capiteles de primer orden. En el interior hay un órgano construido en 1876 por los hermanos Gheude para la iglesia del Petit Séminaire de Basse-Wavre, en Bélgica. En los años ochenta del siglo XX, la amistad del entonces rector del Pla de Santa Maria, padre Joan Magí, con el organista belga Wilfried Praet propició la compra del instrumento para trasladarlo al Pla, sin duda una buena aportación al patrimonio cultural del pueblo.

La actual industria del Pla de Santa Maria juega un papel importante en la comarca, pero este papel fue clave cuando, ahora hace cien años, en la época de la Mancomunidad, se ubicó una fábrica textil que dio trabajo a todo el pueblo y a parte de la comarca. Hoy, reconvertida en Centro de Interpretación del Textil, acoge unos antiguos telares, únicos en la Catalunya Nova, que se pueden ver en funcionamiento. El complejo también cuenta con el Museo Agrícola, con una buena colección de carruajes y herramientas del campo, y con un incipiente Museo del Mortero. El entorno de La Fábrica destaca por su gran balsa, de más de 5.000 m², donde se puede hacer un paseo en barca, y por los jardines espaciosos y las antiguas edificaciones fabriles. Todo ello conforma uno de los equipamientos más notables del Alt Camp.

De entre las numerosas actividades en la naturaleza del Camp de Tarragona, la Ruta de la Capona, con uno de los conjuntos más numerosos de construcciones de piedra seca, es una de las más recomendables. En un recorrido de poco más de una hora se pueden ver muestras representativas del arte de la piedra seca: barracas, cossiols, arneres y márgenes, entre otras construcciones. La ruta está señalizada y, desde noviembre de 2018, forma parte de la catalogación del Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) para la piedra seca.

En la partida de los Carpis, a tocar de una fuente, encontraréis una ermita, también de Sant Ramon, con unas magníficas vistas de ciento ochenta grados al Penedès y al Camp de Tarragona.

En el centro de la antigua villa medieval está la calle Mayor, con unas cuantas casas, dichas nobles, con esgrafiados destacables, como las de las familias Rubinat, Llobereta o Mitger. En la plaza de la iglesia, no os olvidéis de visitar el templo de Santa Maria, uno de los más bellos ejemplares barrocos de la comarca, al cual le falta un segundo campanario, imagen y emblema actual del escudo de la villa.

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